“… lo observó
el poeta José Bergamín,
a quien algunos
reprochábamos su insobornable subjetivismo:
‘Si yo fuera un
objeto, sería objetivo;
como soy un sujeto,
soy subjetivo’.”
F. Savater. El
arte del ensayo
Sueño. La palabra da lugar a diferentes interpretaciones, cuando no a malinterpretaciones.
Antes de entrar en tema, unas palabras de pronto aclaratorias al respecto. Gran
diferencia gramatical entre soñar[1]
y sueños[2],
nada más por número, una con cuatro acepciones, la otra con siete. Cuando se menciona
a priori la palabra, uno siempre piensa en la acepción cuatro en una y cinco en
la otra, según las transcripciones de la academia, cuando las primeras han de ser
las del primer sentido.
Entonces empiezo con el primer paréntesis antes de abordar lo esencial. Las
palabras. Dependen de contexto, de entonación, de emoción, tonalidad y color. La
misma palabra, diversidad de sentimiento. “En
una palabra (siempre que lean o escuchen esta expresión esperen varias -probablemente
muchas-)”, dice Savater. Lo mismo cuando se dice “sin ofender”, el veneno va con todo; o “con humildad o humildemente” es el orgullo –no propiamente el bueno-
el que hablará. Y ahora de moda, he oído a los jóvenes diciendo una palabra y para
mayor ‘precisión’ le agregan “literalmente”,
pero nunca explican en qué acepción es la literalidad, porque vale para todas. En
consecuencia, cierro paréntesis, para no ahondar en temas que pueden ser objeto
de otro blog (No diga más… se queja alguien!)
Un sueño, el sueño, los sueños, sueños, palabras
cuyos resultados, cómo decirlo, infieren sugerentes confusiones?
Hoy me refiero al sueño, ese que irrespeta
nuestra realidad haciéndose presente cuando cerramos los ojos –al dormir, vale precisar-,
al que nos aleja de nuestra propia realidad y lleva al efecto de soñar. Es irrespetuosa
cuando se nos presenta como pesadilla, cuando es sueño impertinente, sueño irreverente
y hasta cuando es sueño mojado. La voluntad se ve relegada en el olvido para evitar
que intervenga y redireccione el sueño a sitios más deseados.
Del sueño, me llamó la atención que no hace
mucho tiempo, comencé a soñar con una serie de personas a las que mucho tiempo atrás
había dejado de ver y una a una me fui despidiendo. Y los sueños con esta misma
temática fueron sucesivos, cada día aparecía una persona de quien despedirme, algunos
amigos en su momento, otros conocidos, otros, como dicen en el llano, los distinguía.
El común denominador doble: por un lado gente que conocí en el pasado; por el otro,
gente de la que me despedía. Eso fue lo que me llamó la atención y el tercer denominador
no evidente, todos lejanos, es decir, no eran del círculo íntimo o familiar, como
uno podría calificar el enredo. Faltaban los cercanos. Me estaba despidiendo de
todos ellos, a manera premonitoria? Parece que no, porque todo cesó de un momento
a otro, o sería que empecé a despedirme de toda la gente conocida a través de los
años, para que llegado el momento, quedaran todos con la respectiva despedida de
mi parte? Para que los pocos, evitando el cansancio (?) de esos postreres momentos,
pudieran ser saludados y despedidos? (Para
no dejar todo para última hora? Dice el previsivo).
En los sueños no hay secuencias, no hay orden,
vale todo, pasado, presente y futuro se entremezclan sin rubor, los paisajes son
variopintos, la temática indefinidamente irregular, la lógica: ninguna. Los personajes,
nacidos y por nacer, vivientes y difuntos, terrestres y hasta extraterrestres, todos
se pueden confundir como una realidad.
Y hablando de personajes, de ellos tuve conciencia
–si es que la pude tener- no hace mucho tiempo. Por cualquier circunstancia de la
vida, de reflexión o de inflexión de pensamiento, una vez despierto recordé –o viví
el momento, si se me permite la expresión- un sueño que había tenido, vivencia que
se quedó marcada en cuanto que descubrí que en el sueño no hay personajes, como
decirlo? de carne y hueso? De imagen real? Difícil explicarme, ya lo veo, porque
ni aún en este momento puedo hacerlo claramente. Clara mente, es lo que se necesita
para entender. Reintento la explicación. Qué se ve en el sueño? Es en blanco y negro
o a color? Son imágenes como las que vemos cuando no estamos soñando con los ojos
abiertos? Buenas preguntas para recapacitar cada cual de sus propios sueños. (Si no se avergüenzan con estas bobadas, pueden
intentarlo, señala el sugerente, que a veces se cree, vale reconocerlo, el
gerente del negocio o el portero del edificio).
Decía que no hay personajes como en el mundo
real que veo e identifico automáticamente. En el sueño ocurre lo mismo, pero sin
imágenes. Solo ideas, ese es fulanito porque es la idea que tengo de él, aquélla
es sutanita, perenceja la de más allá y, como ideas que son, son solo una sombra
que sobre su cabeza levanta un título que le identifica. (Mucha locura, menos mal que no fuma mariguana, porque cualquiera dirá que
se trabó… piensa alguien.) Allí basta saber que algo es algunas y que alguna
es esa persona de la que tenemos una noción, un pensamiento, un sentimiento. No
hay necesidad de identificar, de ser identificado, todo, como el mundo real, es
automático. Retomo, lo vivido en el sueño no eran formas, figuras ni personajes,
solo ideas, todo eran ideas y por lo tanto no importaba si tenían o no cara o cuerpo,
bastaba la idea para saber de qué o de quién se trataba. (Faltó que dijera que era tanto como si fueran sueños de ideas con letreros,
señaló el burletas).
Y el medio ambiente o fondo que rodea el sueño?
Algo semejante, pero distinto, variaciones de apreciación, de forma de ver, porque
no son el espectáculo principal, solo adorno de fondo que soportan las ideas de
los personajes, siendo sin embargo ideas, porque uno en el sueño tiene idea de en
dónde está, en la Caracas con 72 o en la 1º de mayo, en Bogotá o en la luna.
Toda explicación tan confusa como confuso
resulta el sueño mismo.
El sueño, confuso e irremediablemente inintendible,
aún partiendo del simplismo de Calderón de
la Barca: “los sueños, sueños son”, pero
a veces pretendemos darles otro sentido, otra connotación: de premonitorios, adivinatorios,
sugerentes, así como los hay alegres, depresivos, innocuos, olvidados, aterradores,
repetitivos.
Y por hoy callaré los sueños, viajes astrales,
las visiones, aunque sigo preguntándome, por qué los sueños mojados no son más frecuentes?
“Freud buceó en los sueños para probar que
la consciencia racional
de la que estamos orgullosos no es más que
una isla rodeada de oscuras tormentas
no conscientes y que el sexo ocupa entre nuestros
móviles
un puesto mucho más importante que ideales
supuestamente más elevados.”
F. Savater. El arte de ensayar.
[1] “1. tr.
Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme. 2. tr. Discurrir fantásticamente y dar
por cierto y seguro lo que no lo es. U. t. c. intr. 3. tr. Temer a alguien, acordarse de su venganza o castigo. U. m. c.
amenaza. Yo os haré que me soñéis.
Me vas a soñar. 4. intr. Anhelar persistentemente
algo. Soñar con grandezas.” RAE
[2] “1. m.
Acto de dormir. 2. m. Gana de dormir.
Tengo sueño.
3. m.
Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.
4. m. Sucesos o imágenes que se representan
en la fantasía de alguien mientras duerme. 5. m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto,
deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse. 6. m. Cierto baile licencioso del siglo XVIII. 7. m. Bot.
Posición que adoptan las hojas, folíolos, pétalos, etc.” RAE
Foto: JHB (DRA)
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