viernes, 26 de agosto de 2016

DIVAGACIONES CON MALA LECHE



“Duns Scoto llegó a decir que “la persona es la última soledad.”
F. Savater. El arte del ensayo


Hoy la cantidad de información es tal que uno termina desconcentrándose por estar tratando de abarcar el todo, lleno de constantes partes. Por estar pendiente, pierde cosas importantes; por concentrarse en otras, también pierde nimiedades de esas que pueden hacer feliz. Y en esa misma medida he venido acumulando artículos que para mí resultan o resultaban de interés y pueden venir a definir el estilo de vida, a tratar de ilustrar por qué las cosas son como son y no pueden ser de otra manera, en una palabra por qué los colombianos de ‘mágico realismo’ somos lo más contradictorios, los más contradictores, dejando ver lo peorcito que hay dentro de nosotros.

Unos usando la información para desinformar; otros, desinformando a la brava; otros más imponiendo ideas, otros falseándolas y muy pocos, poquísimos, tan cándidos, tan inocentes, tan buenos, que por obra y gracia de los demás, también se están contaminando. Llegará el día en que la inocencia y la bondad sean un lujo, que nadie se puede dar, aunque los ‘malos’ se vestirán de ellos, para guardar las apariencias.

En cada aparte que transcriba trataré de hacer el comentario que me merece, seguro que lleno de ironía, como ya está asentándose en mí; de aplausos, creo que muy pocos; de rabia, los muchos, al igual que otros que me dan ‘puta piedra’, es decir, sin eufemismo. Veré al final cómo me sale el ejercicio y ya ustedes juzgarán.

En cualquier momento pueden parar la lectura, por aburridora, por deprimente y saltarse al último párrafo, no pasa nada, porque en este país no pasa nada, todo sigue igual.

1. EXCUSAS Y MANIPULACION

“Con el paro camionero estamos viendo una película vieja. Y no es vieja sólo porque desde 1995 haya habido 25 de estos paros. Lo es porque la vemos varias veces al año en distintos sectores de la economía. Siempre salen los representantes del gremio en cuestión (a veces legítimos, otras veces de representatividad discutida) a decirnos que no conocemos a fondo su negocio, y que si tan sólo supiéramos los costos a los que se enfrentan, entenderíamos por qué es necesario que el gobierno les subsidie esto o lo otro, o que le impida a tal o cual competidor “desleal” o “injusto” participar en el mercado. (…) El problema de todas estas exigencias es que buscan beneficios para sectores económicos aislados y no para todo el país. Sus demandas son buenas únicamente para ellos pero nos cuestan a todos: resultan en mayores impuestos y en costos más altos de transporte, de alimentos, y de servicios financieros. (…)Está bien exigir, porque sólo exigiendo seremos una verdadera democracia. Está bien protestar, y de vez en cuando está bien paralizar el país, pero sólo sirve si se piden reformas sistémicas, de fondo. Si es para subsidiar un fertilizante, una chatarrización, o para impedir importaciones baratas de bienes y servicios que benefician sobre todo a los pobres, vamos a seguir hundidos en el subdesarrollo.”

Luis Carlos Reyes. Paros que valgan la pena. (http://www.elespectador.com/opinion/paros-valgan-pena)


En este país, en que los negocios son tan malos, siempre a pérdida, son los más invertidos. Un cupo de taxi ya cuesta casi $130 millones, pero el negocio es malo y hay sobrecupo. Los buses, a punto de quebrar porque no hay gente, pero pasajeros es lo que hay. Cuando conviene, el colombiano se ajusta a lo que conviene y llora, cuando no le conviene. Así somos.

2. LA VANAGLORIADA DEMOCRACIA Y ESTADO

“Democracia no solo es el gobierno de las mayorías, sino el respeto de los derechos de las minorías. El Estado de opinión se ha pronunciado mayoritariamente por Hitler, Stalin, Pinochet, Maduro, que no son ejemplos de demócratas.”

José Fernando Isaza. Democracia. (http://www.elespectador.com/opinion/democracia-0)


 

Para los autores, la democracia está enferma porque la gente ya no ve en el Estado esos mecanismos de protección y amparo que lo justificaron, sino un aparato burocrático encadenado por unas fronteras físicas y unas regulaciones que lo hacen cada vez más inútil. Porque el poder verdadero, localizado en un flujo global de capital, se ha separado de la política, que sigue operando a nivel nacional y local. En un pasaje Bauman habla de gobernantes reunidos un viernes para tomar decisiones económicas cruciales, solo para esperar el lunes, temblando, a ver si los mercados se comportaron como ellos esperaban.


Un gobierno equitativo es aquel que reparte las cargas entre todos, no castiga a quienes siempre pagan porque no es capaz de poner en cintura a quienes realmente toca por miedo a perder votos, compromisos políticos o, lo que es peor, incapacidad o ignorancia.
Por eso estas líneas son para ustedes. Son un llamado para que recuerde que la única manera de proteger su trabajo y su esfuerzo es haciendo uso de la democracia cuando corresponde. El voto, sobre todo en las regiones, debe estar alejado de los corruptos que nos roban sin cesar. El Congreso está lleno de representantes que han tomado sus curules como propias y las heredan o ceden porque saben que son herramientas poderosas que les permiten defender sus intereses económicos y personales. Por eso hoy, cuando más necesitaríamos un Legislativo realmente interesado en defender a sus constituyentes discutiendo una reforma tributaria de manera firme, comprometida y honesta, muy posiblemente veremos una a la que le colgarán prebendas que les permita continuar robando de nuestros bolsillos y defendiendo los suyos. No se le olvide que ahora falta plata no solamente porque el petróleo está generando menos ingresos nacionales, sino porque en momentos en que estaba caro se robaron toda la plata. Recuerde que a uno le suben los impuestos cuando hay déficit, pero nunca cuando hay excedentes. Tenemos que entender y repetirnos: no son dineros de la nación, son dineros de los contribuyentes, a ver si nos duele un poco la próxima vez que vayamos a votar. Entre tanto, nada que hacer, estamos jodidos.”
Luis Carlos Velez. Economía: Estamos jodidos. http://www.elespectador.com/opinion/economia-estamos-jodidos

Desde hace un tiempo para acá, los ciudadanos venimos asistiendo impávidos al ejercicio constante de la arbitrariedad como instrumento para la acción política, como medio para tramitar las demandas ciudadanas y como motivación para la toma de decisiones oficiales. Las vías de hecho, como se les dice, se están convirtiendo en el mecanismo predilecto y expedito para doblegar las instituciones y violar la ley con total impunidad. Así las cosas, nos embarcamos en una travesía que nos conduce irremediablemente al primitivo estado de naturaleza, en donde se impone la ley del más fuerte y no existe la posibilidad de réplica o el derecho de apelación.

19. ¿Cuándo saldrá Colombia del siglo 19? ¿Cuándo entrará al siglo 21? ¿Logrará llegar al siglo 22?
18. ¿Por qué los intolerantes siempre exigen tolerancia? ¿Por qué los fanáticos piden respeto? ¿Quieren de lo que no dan?
ESTEBAN CARLOS MEJÍA Pregunticas camanduleras http://www.elespectador.com/opinion/pregunticas-camanduleras

A propósito de la desobediencia: frente al poder, el periodismo muchas veces navega entre la superficialidad, la frivolidad, el amarillismo y el amiguismo. Así, los medios cumplen mal su deber frente a la opinión pública.”

Juan Carlos Gómez. Un premio a la desobediencia. http://www.elespectador.com/opinion/un-premio-desobediencia

 

La paz que les destruyeron y las guerras que les impusieron esos europeos, impotentes y defensivos hoy frente a la migración masiva, consecuencia humana y económica de sus políticas imperiales. Están literalmente “comiendo de su cocinado”.
El mundo vive un reordenamiento salvaje del desvencijado orden mundial movido por una globalización adelantada sin legitimidad, sin reglas acordadas ni poder público para garantizarlas; nunca el sistema de Naciones Unidas había sido  tan irrelevante y los sistemas de integración regional tan en crisis. La actual es una realidad donde, como en los tiempos de los Bárbaros, reina y se impone la ley del más fuerte, que algunos denominan, de la selva.
Una globalización que no trae, como lo anuncian sus propagandistas de oficio, la ampliación de los ámbitos de vida y de posibilidades para “la gente” y las economías nacionales. Le sirve a unos pocos, al famoso 1% que aparece en todos los planteamientos de crítica al desorden existente: del Papa Francisco y Bernie Sanders a Los Indignados europeos y norteamericanos. Un desorden que aprovechan y acrecientan los exsocialistas, la China confuciana y la Rusia zarista.
Ese 1% convirtió a la economía mundial en un verdadero casino, como diría Keynes, en el cual la  dominación del capital financiero impuso como prácticas habituales la especulación y los enroques, que subyugan el trabajo y el esfuerzo de millones, con la ayuda de una tecnología sin reglas ni propósito distinto a crecer indefinidamente, que ha banalizado el trabajo, especialmente de los jóvenes, condenándolos  a medrar en los márgenes de sociedades cerradas, enfermas y egoístas, vulgar caricatura del ideal liberal del hombre autónomo y libre.
En el horizonte crece el vendaval del rechazo ciudadano a una política impotente o connivente con la situación; su  rabia y su frustración empiezan a explotar en medio del temor al futuro y  de desconfianza frente a los partidos y los dirigentes; es el terreno preciso para el populismo que  promueve la acción  directa  del pueblo o de éste arropado por un líder carismático que encarne y canalice esa rabia ciudadana.
Juan Manuel Ospina. Occidente: a comer de su cocinado http://www.elespectador.com/opinion/occidente-comer-de-su-cocinado

 

En efecto, estamos jodidos, ya no sentimos el estado, ya no nos sentimos parte de esta nación, ya no hay ante quien quejarse, no queda otro camino que el de rumiar la frustración, tomar la justicia en las manos o desahogarnos con linchamientos, porque ya no nos sentimos parte de nada y como no somos nada, como somos invisibles, solo esperamos la oportunidad para gritar nuestro descontento, como sea, generalmente dejándonos llevar por la mala leche de los colombianos, eso somos, en eso terminamos.

 

3. TOLERANCIA EN LA INTOLERANCIA, DE YO PARA MI, PERO NO PARA USTÉ!

 

 

Para informar sobre un tema hay que explicitar los puntos de vista que sean pertinentes. La pertinencia es lo que enmarca, no la oposición. Hay que ser muy cuidadoso al plantear un debate en términos que no existen pues se termina por crear una ficción que adquiere realidad y se multiplica como un mito. No se trata de censurar voces, sino de presentar una discusión por lo que es, y de establecer con criterio lo que es relevante contar.

Catalina Uribe. El “framing” y la convivencia en los colegios.  http://www.elespectador.com/opinion/el-framing-y-convivencia-los-colegios

 

Algunos xenófobos creen que pueden pasar de incógnito. No van por la vida afirmando abiertamente: “soy xenófobo” o “soy racista”. Aprendieron a seleccionar la máscara más apropiada para cada ocasión. Intentan ser sutiles. Pero no siempre funciona. Piensan que los inmigrantes somos “los otros”. Piensan que somos “ellos”. Y como escribió el filósofo Zygmunt Bauman, “ellos siempre son demasiados. «Ellos» son los tipos de los que debería haber menos o, mejor aún, absolutamente ninguno”… Umberto Eco habló sobre la necesidad ancestral de construir enemigos: “Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor”. En su disertación, Eco habló de “enemigos” célebres: judíos, gitanos, brujas, negros, mujeres y, por supuesto, extranjeros.
Sorayda Peguero El coco. http://www.elespectador.com/opinion/el-coco-0

Me ha sorprendido en los últimos días escuchar en boca de quienes se dicen de pensamiento liberal y progresista epítetos cargados de odio, descalificadores, sin espacio para el diálogo.
Como si cuando alguien pide inclusión y respeto fuera una solicitud exclusiva “para mí y para los que piensan o son como yo”, pero que no aplica a los demás. 
… Se puede estar en desacuerdo con ella, pero lo que resulta grave es la ola de insultos que desató su intervención. Es claro que las opiniones tienen un límite marcado por el respeto al otro pues las sociedades, en buena hora, hoy no aceptan la homofobia, el racismo o el machismo. También hay leyes que establecen cuándo se cruza la línea de la injuria, la calumnia o la discriminación, pero agredir sin escuchar, como hicieron muchos, es una actitud tan grave como la que se intenta evitar con la ley de convivencia.
Algunas voces que se levantan en defensa del respeto a la diferencia se escucharon esta vez tildando a la diputada de loca, desquiciada, delirante y otro calificativos de grueso calibre que prefiero no repetir. El matoneo fue grave y pocos salieron en su defensa porque su posición es hoy políticamente incorrecta. Por eso vale recordar que la convivencia es para que quepamos todos, aunque el extremismo en el que estamos nos cierre los oídos frente a los demás. Estamos lejos como sociedad de tener en la práctica el país que consagra nuestra Constitución: un país incluyente que no discrimine ni por raza, ni por género ni por razones económicas, políticas o sociales. Eso dice la ley, pero no se ve en la calle, ni en los medios, ni en las redes.
… La diferencia nos enriquece y en el escenario de la opinión debería valer todo, excepto la agresión a los derechos de los demás y que alguien intente imponer por la fuerza su manera de ver el mundo. Lo grave es que de los debates pasamos a hechos extremos que van más allá de la palabra como un referendo que pretende crear un modelo de “familia óptima” que no existe en la vida real.
Tendríamos que construir un país en el que quepamos todos: los heterosexuales y los homosexuales, los creyentes y los ateos, las madres solteras y los abuelos que cuidan hijos, las familias con dos padres o dos madres, las parejas con hijos o sin hijos… No hay familias ideales, ni personas ideales, solamente personas y familias imperfectas que deberíamos esforzarnos un poco más en el respeto al otro.
De todos los insultos que me llovieron por recoger en un debate radial los planteamientos de la diputada, al lado de otros que la controvertían, me quedo con uno que los resume todos: “usted me da asco”. Tengo mis ideas y creencias, como todos, pero escucho y respeto a los que piensan distinto aunque crea que están equivocados. Si eso le da asco a algunos, lo lamento. Creo que el debate alimenta el cerebro, nos enseña y nos hace crecer. Escuché en la polémica de la diputada, además de insultos, planteamientos serios, honestas inquietudes de padres o profesionales que han investigado el tema, quienes sin ser homofóbicos tienen preguntas pertinentes sobre la implementación de la ley. Preguntas que quedaron sepultadas bajo el alud de insultos de aquellos que levantan la bandera del respeto y la inclusión.
Yolanda Ruiz Convivencia para que quepamos todos. http://www.elespectador.com/opinion/convivencia-quepamos-todos

La historia de Colombia está hecha de fechas cambiantes. Como los nombres: Bacatá, Santa Fé de Bogotá, Bogotá, otra vez Santa Fé, otra vez Bogotá. Ese mismo día Quesada le puso nombre al país: Nuevo Reino de Granada. También provisional, como habían sido los de Tierra Firme y Castilla de Oro y Nueva Andalucía; mucho más tarde vendrían otros: Colombia, Gran Colombia, Estados Unidos de Colombia… Hasta llegar a la actual “marca Colombia”, o a la recentísima “Colombia es pasión”. La búsqueda infructuosa de la identidad.
Antonio Caballero. Historia de Colombia. http://bibliotecanacional.gov.co/proyectos_digitales/historia_de_colombia

“Es ilustrativo el caso de un cacique de las sabanas del Sinú que relata Fernández de Enciso en su Summa Geographica. Le leyeron, a él sí, el tal Requerimiento de sumisión y le tradujeron su sentido. Respondió que lo de Dios y la creación, que sí, que bueno. Pero que Y que fuese allá ese rey a tomar la tierra, si se sentía capaz, que ellos le pondrían la cabeza ensartada en un palo”.
Antonio Caballero. Historia de Colombia. http://bibliotecanacional.gov.co/proyectos_digitales/historia_de_colombia

Por vivir entre los mismos estamos acostumbrados a que el mundo exterior refleje lo que creemos privadamente, pero los tiempos hacen que esta costumbre ya no pueda sostenerse. Antes incluso de combatir la misoginia y homofobia, hay que empezar con el mínimo básico de aprender a tolerar al vecino. Aguantarse lo que uno no comparte es difícil. Sin embargo, la dificultad no elimina el deber de callarse y mantenerse lejos de la conciencia y de la vida de los otros. Por fuera de la casa, nuestra relación es de ciudadanos y sólo como ciudadanos se puede relacionar con nosotros el Estado. Pero dentro de la casa las cosas cambian, el Estado no puede entrar, pero nuestros valores privados tampoco pueden salir, así sin más.


Si te quedas callada, pierdes. Si te pones brava, pierdes. Si lloras, pierdes. Si le dices a tu papá o a la maestra, pierdes. Y si peleas, sobretodo si peleas, siempre pierdes.  Pierdes porque eres tú, porque eres gorda, eres ridícula, usas gafas, eres lesbiana, eres bajito, eres amanerado, eres negro, eres indio o eres pobre, y no hay nada que puedas hacer al respecto. Frente al matón, en el patio del colegio, siempre pierdes porque existes, y el matón ya te vio, y no hay nada que puedas hacer salvo dejar de ir al colegio.

Esto nos sincera. Me refiero a la creciente polarización en la que está metido el país y que esta semana tuvo momentos realmente malucos, que vienen 'in crescendo' derivados de otros episodios anteriores similares.
El viernes, pasada la penúltima ola – porque la próxima semana habrá otra - más de uno se estaba haciendo preguntas y cuestionando si en esta explosión de juicios, alegatos y marchas hay realmente interés por el avance de toda la sociedad o si priman cuentas de cobro, cálculos políticos y beneficios personales.
Estamos pelando el cobre. Y eso está bien porque gracias a que el “debate” ha tenido un grado tan bajo o primario de reflexión y un nivel tan alto de intolerancia y zafiedad, cerramos la semana hastiados. Todos.
Los colombianos somos éticamente tibios; confundimos carácter con agresión y nos cuesta asumir la responsabilidad individual. Preferimos abrazar a un credo o a un caudillo, o desentendernos del asunto, en el clásico no sabe/no responde. Por eso hemos padecido tanta violencia y otros la han promovido con entusiasmo.
De ahí que lo bueno de la semana y de estos meses, sin desestimar el riesgo que contiene, es que la polarización nos ha sacado de la zona cómoda y llevado a tomar posiciones, cosa a la que no estamos acostumbrados como sociedad, a menos que sea en materia de fútbol. Ha sucedido, además, sin darnos tiros.
Pero nos faltan los matices. A muchos les conviene que sigamos pegados al blanco/negro, que el paso de la intransigencia al fanatismo se haga más corto, ágil e insospechado y por esa ruta llevarnos a otro escenario de confrontación y violencia. Los temas de la semana –sexo, derechos, laicismo - nos tocan a todos porque nos hablan del cuerpo; del respeto y garantías que queremos para nosotros - ¿y para los demás, qué? -; y de los acuerdos que tenemos, nos faltan o irrespetamos como sociedad.
Lo que queda, al final de cuentas y de tanta manipulación, es el reflejo de lo que de verdad somos. Si nos miramos en ese espejo se hace más evidente que necesitamos terapia. A punta de catarsis nada se construye.

Pequeño manual de supervivencia
1. Buscar el silencio: todos debemos dejar por unos días – al menos por unos pocos, retomando lo dicho por Juan Carlos Henao en Voces RCN - a Santos, Uribe, al procurador, al fiscal , partidos y el consumo de política barriobajera. Por salud propia, como quien deja la comida rápida: dieta de política chatarra.
2. Encontrar los matices: el miedo nubla la capacidad de entender y valorar las diferencias. El mundo, la vida, la mente y las relaciones son complejas, variadas. Durante esta semana trate de no preguntarle a nadie qué piensa, cómo la ve, qué nos espera. Descanso mental.
3. Dejar de reproducir la estupidez: absténgase de retuitear las imágenes ofensivas, que denigren a las personas, independientemente de cualquier condición, de su filiación política, de su credo religioso (si lo tiene), de su condición económica, social, o su equipo de fútbol.
4. Hacer deporte: celebre los Olímpicos, a sus deportistas favoritos y a los que ha descubierto. Cada cuatro años tienen la capacidad de unir a un país que durante ese mismo tiempo los políticos han tratado de desbaratar.
5. Leer ayuda: ubíquese en el terreno de la realidad, no en el de los supuestos, los dogmas, los chismes. Busque la información, contrástela y valórela. Hágase cargo de resolver sus dudas, de enfrentar sus miedos.

Poly Martínez Manual de supervivencia

 

Un motivo más de orgullo para ser colombianos. No nos soportamos los unos a los otros, pero nos mentimos mutuamente, Bertrand Roussell dijo: Todo esto ocurriría muy rápidamente si los hombres desearan su propia felicidad tan ardientemente como desean la miseria de sus vecinos”, pareciera que conocía algún vecino colombiano. Y sí, me da piedra y pareciera que empiezo a sentir odio hacia el prójimo, a ese que tiene por regla de vida la de ser ‘el vivo’, la de joderse al otro, antes que él lo haga, qué desgracia la mía! 

 

No diré que todo eso produce dolor de patria, porque ya ni patria tengo, ni patria siento, me tocó ser colombiano, como dijera en alguna oportunidad García Márquez, pero si por mi fuera, ojalá pudiera haber sido ciudadano del mundo y hasta judío errante, para que nadie me jodiera la vida y pudiera vivir si no en paz, al menos en la tranquilidad de cuatro paredes invisibles.

 

“De los hombres solo sabemos que mueren y no son felices:
merece la pena sin embargo intentar que sigan siendo hombres.” (¿)

F. Savater. El arte del ensayo

Foto: JHB (D.R.A.)

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