"Hemos aprendido a volar como los
pájaros y a nadar como los peces,
pero no hemos aprendido el sencillo arte de
vivir juntos como hermanos."
Martin L. King
Envidié lo que tienes, en el
silencio lo envidié.
Envidias lo que tengo, en
silencio lo envidias. Tu mirada te delata.
Envidias lo que soy, lo que he
demostrado ser, lo que simplemente he mostrado.
Pero no sabes si ese soy yo, si
disfruto lo que demuestro, lo que muestro.
Sí, alguna vez envidiaba, en silencio
o de viva voz, te envidiaba.
Los años pasan y no en balde,
no deben pasar en balde.
Así aprendí a no envidiarte, no
valía la pena.
Pero no sabes que realmente no
te envidio, no me interesa envidiarte. Ni tu vida, ni tus cosas, ni tus
pensamientos, porque ellos no son mi vida, ni mis cosas, ni mis pensamientos.
Son solo tuyos, para qué envidiarte?
Soy feliz con lo que hago,
espero que tú también lo fueras.
Soy feliz con lo que tengo,
esperaría que tú lo fueras, con lo tuyo, no con lo mío, porque ya no serías
feliz, tal vez por eso me envidias.
Pero no me envidias por lo que
tengo, porque crees que no tengo nada, la materialidad mía no te da envidia, al
no tener yo nada que te produzca envidia.
Me envidias por el intangible
que soy, eso que nunca tendrás. Por eso te da tristeza y a la vez enojo no
poder tener eso, que yo sí tengo, que yo disfruto.
Por esa envidia tuya, me has
dado el poder, ese poder que también es intangible de poderte ver que envidias
algo que para ti ni siquiera vale la pena, porque ese intangible es mío, lo
gané en franca lid y por eso me has dado el poder de verte sin envidia,
sabiendo que nunca lo podrás tener, mientras me mires con envidia.
La envidia nubla la razón, no
deja ver claridad, ni con claridad. Tomás de Aquino dijo que “la envidia es la
tristeza del bien de otro”, o al menos eso dicen que dijo. Por eso tu envidia
es tristeza al no poder tenerla.
No te has dado cuenta que por
estar envidiándome, no puedes ver ni gozar lo que a mí me podría dar envidia de
tu vida, aquellos intangibles que te podrían hacer mejor persona. Por eso no
puedes apreciar ni gozar lo que es tuyo, realmente tuyo, por estar
envidiándome.
Por eso no vives ni dejas
vivir, eso te hace inferior.
No sabes el secreto que te
podría liberar. Es sencillo: No me envidies, no envidies a nadie, todo lo que
envidias de mí es intangible, por eso lo que es tuyo es tuyo, disfrútalo ‘sin mirar a quien’. Y si vez a alguien
feliz, no lo envidies, emúlalo, así sabrás que la envidia. Si envidias a
alguien que triunfó, no lo envidies, el triunfo, bueno o malo, es de él, nunca
fue tuyo, aunque no te faltaran méritos, simplemente no fue tuyo y así lo selló
el destino. Si no tuviste lo que envidiabas, era porque no era tuyo, por eso,
déjalo ir, nunca fue tuyo, nunca lo será.
Por eso no me envidies, así
sean intangibles, deja la aflicción, lo que fue, fue; lo que es, es y lo que
será, será, aún a tu pesar, acéptalo y sé feliz, deja la envidia!
FOTO: JHB (D.R.A.)
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